París en tres días: pequeña guía

En noviembre de 2015 hicimos una visita a la ciudad de las luces. Evidentemente París tiene muchísimas cosas que ver y hacer, y nosotros nada más que teníamos tres días para conocerla, por lo que ajustamos un plan de visita para esos días y aprovecharlos al máximo. Voy a explicar lo que hicimos durante ese tiempo por si sirve de guía para otros que vayan a conocer la ciudad y algunos consejitos.

Día 1. Llegada a París.

Llegamos a la ciudad a media tarde, y el primer paso era llegar al alojamiento que habíamos reservado a través de Airbnb. La verdad, recomiendo esta plataforma tanto fuera como dentro de España, la he usado en varias ocasiones y nunca he tenido problema. En esta ocasión reservamos un pequeño apartamento a 5 minutos de Notre Dame y que tenía todo lo necesario para estar cómodos durante nuestra estancia. Dejamos los bártulos y decidimos dar una vueltecita para ver el París nocturno con la Torre Eiffel y Notredame como protagonistas.

Torre Eiffel

Torre Eiffel

 

Notredame de noche

Notredame de noche

 

Día 2. Catedral-Saint Chapelle-Torre Eiffel-Louvre-Arco del Triunfo-Montmartre

Nos levantamos tempranito para poder visitar a primera hora las torres de la Catedral de Notre Dame y sus gárgolas. Llegamos media hora antes de la apertura, que es a las 10, y aún así ya había personas en la cola, por lo que se recomienda ir pronto para no tener que esperar mucho para acceder. Allí mismo compramos la tarjeta turística de Paris Musseum Pass, que nos permitiría entrar en gran cantidad de monumentos y museos “gratis” y sin hacer colas. Comentar que existe otra tarjeta, ParisPass, pero ya dependiendo de lo que cada uno pretenda visitar o usar es recomendable una u otra. Lo que si recomiendo es comprarla con antelación si es posible.

El término gárgola proviene de la palabra francesa gargoille, que significa garganta, y eran usadas como desagüe para expulsar el agua de la lluvia lejos de la catedral. Son figuras intencionadamente grotescas que representan hombres, animales, monstruos o demonios con la función simbólica de proteger el templo y asustar a los pecadores.

Cuenta la leyenda que la noche en la que quemaron a Juana de Arco en la hoguera, las gárgolas despertaron, siendo testigos desde las cornisas del escalofriante espectáculo de la muerte de una inocente, por lo que decidieron vengarla. Así pues estos monstruos alados arrasaron la ciudad por la noche, apareciendo a la mañana siguiente cientos de cadáveres por las calles de París.

Gárgola de Notre Dame

Gárgola de Notre Dame

Una vez realizada la visita, entramos como no en la Catedral. La visita en sí es gratuita y de acceso libre, sin embargo, y debido a los atentados ocurridos recientemente, estuvimos un buen rato de cola, ya que revisaban a cada visitante uno por uno.

Es una de las catedrales góticas más antiguas de todo el mundo, construida entre los años 1163 y 1245. Allí, se han celebrado acontecimientos destacados en la historia, tales como la coronación de Napoleón Bonaparte, la coronación de Enrique VI de Inglaterra o  la muerte de Jacques de Molay, famoso líder templario que fue quemado vivo en la hoguera frente a la catedral en construcción.

Catedral Notre Dame

Catedral Notre Dame

Muy cerca de la catedral, a unos escasos 500 metros nos encontramos con la Saint Chapelle, que fue nuestra siguiente parada. Puedes entrar directamente con tu Paris Musseum  Pass sin tener que hacer cola.

Está considerada una de las obras cumbre de la arquitectura gótica y su historia comienza en 1241 cuando fueron llevadas hasta Francia, desde Siria y Constantinopla, la corona de espinas, parte de la cruz, el hierro de la lanza, la esponja y otras reliquias del martirio de Jesucristo, que habían sido adquiridas por el rey Luis IX.  Fue construida para albergar éstas reliquias por lo que ha sido considerada como un enorme relicario. Las paredes fueron remplazadas por unas magníficas vidrieras, lo más impresionante de la visita, lógicamente.

Saint Chapelle

Saint Chapelle

Al salir, cogimos el metro dirección a la mítica Torre Eiffel. Aconsejamos parar en la estación de Trocadero ya que desde aquí hay unas magníficas vistas de la torre y puedes llegar hasta ella dando un tranquilo paseo por los Jardines del Palais de Chaillot. En esta ocasión no vale nuestra tarjeta Pass, por lo que no  nos queda más remedio que hacer cola, por suerte, bastante cortita.  Una forma de ahorrártela es con la venta anticipada desde su web oficial.

Creo que hay  poco que contar de la Torre Eiffel que no se haya dicho ya . Así que no hablaré ni de su construcción ni de sus magníficas vistas de París, sino que contaré una pequeña historia de timadores. Resulta que en el año 1925  Víctor Lustig hizo honor a su apellido con un “divertido” (“lustig” en alemán) timo que, seguramente, no hizo ni pizca de gracia a sus víctimas. Después de haber conseguido falsificar los sellos y papeles del Ayuntamiento de París, se citó con varios comerciantes de chatarra presentándose como un trabajador del Ministerio de Correos y Telégrafos. La idea era hacerles saber que, debido al elevado coste que suponía mantener la torre Eiffel, se iba a vender como chatarra. Todo bajo un  velo de secretismo para que el pueblo no se levantara en protestas. Uno de los empresarios cayó en la trampa y pagó una gran fortuna a Lustig, que huyó con ella sin llegar a ser detenido.

Torre Eiffel

Torre Eiffel

Después de un agradable paseo por la torre y sus jardines pusimos rumbo al Museo del Louvre.

Museo Louvre

Museo Louvre

El museo del Louvre es impresionante. Si te gustan los museos y el arte podrías estar aquí días enteros solo para visitarlo. Lo habitual en caso de turistas como nosotros es echar medio día y escoger aquellas obras que más nos gusten para visitarlas. En nuestro caso fuimos a los clásicos: Mona Lisa, la victoria de Samotracia, el Escriba Sentado o la Balsa de la Medusa entre otras. Por suerte, el museo está preparado  para todo, y al entrar te ofrecen un pequeño mapa del museo con las obras más emblemáticas y dónde encontrarlas.

 

La Victoria de Samotracia

La Victoria de Samotracia

Salimos del museo de noche, y aprovechamos para pasear el Paris nocturno. Cogimos un metro que nos dejó en el Arco del triunfo y fuimos dando un paseo por los Campos Eliseos, todo iluminado por la navidad.  La avenida estaba llena de puestos de artesanía y comida, hasta llegar a la Plaza de la Concordia, famosa entre otras cosas por ser el lugar donde ejecutaron con la guillotina a Luis XVI y Maria Antonieta.

Arco del Triunfo

Arco del Triunfo

 

Plaza de la Concordia

Plaza de la Concordia

Allí encontramos también el Obelisco de Luxor, realizado en granito rosa de Asuán y que mide 23 metros de altura. Algunas autoridades egipcias intentan desde 2010 que sea devuelto a Egipto junto con algunas otras piezas de valor.

Después de este largo paseo de dos kilómetros el estómago ya nos pedía comida, así que decidimos cenar en Montmartre, también conocido como el barrio de los pintores.

Montmartre abarca dos áreas muy diferentes; la parte baja, donde hay infinitos sex-shops y algunos cabarets, donde destaca especialmente el mítico Moulin Rouge, y la parte alta, donde tras una empinada subida de 197 escalones se llega a la parte más bohemia, la Place du Tertre, donde se puede disfrutar de las obras de arte de los pintores.

Moulin Rouge

Moulin Rouge

Por supuesto antes de cenar visitamos la Basílica del Sagrado Corazón, un precioso templo desde el que se obtienen maravillosas vistas de la ciudad y que además es de acceso gratuito. Tengo que reconocer que este barrio es una de mis zonas favoritas de Paris.

 

Basílica del Sagrado Corazón

Basílica del Sagrado Corazón

Día 3. Panteón-Inválidos-Museo de Rodin-Museo de Orsay

Último día antes de volver. Ya se nota un poco el cansancio, el día anterior fue intenso, pero París lo merece. Volvimos a levantarnos temprano, y nos dirigimos andando hacia el Barrio Latino para visitar el Panteón.

Es un edificio majestuoso, una mezcla entre arquitectura gótica y griega, y cuya cripta interior es de lo más interesante. Personalidades como Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Marie Curie o Alejandro Dumas están enterrados allí. Por supuesto, con la París Pass entramos de forma gratuita.

Panteón

Panteón

Como nos quedamos con más ganas de cripta, fuimos a visitar las catacumbasEs una visita especial y no apta para cualquiera. Las Catacumbas de París son una red de túneles que sirven como cementerio a miles de personas de distintas épocas. Se calcula que los restos de más de 6 millones de personas puedan estar enterrados en los más de 300 kilómetros de túneles. En 1786, para combatir las epidemias y enfermedades que asolaban a la población se decidió trasladar los cadáveres y huesos de distintos cementerios de la ciudad a las catacumbas. Resulta curioso contemplar los infinitos huesos humanos y calaveras agrupados formando extensas construcciones, aunque puede resultar un poco escalofriante

Catacumbas

Catacumbas

Nada más salir de los tuneles encontrarás enfrente una pequeña tienda de souvenirs de las catacumbas. Si quieres llevar algún regalito original éste es tu sitio ya que no ofrecen los típicos recuerdos.

Después de una pequeña parada para comer nos acercamos al Palacio Nacional de los Inválidos. A mi personalmente no es una construcción que me encante, fuimos básicamente porque estaba incluido en la Paris Pass. Si es cierto que es un edificio de espectaculares dimensiones, con mucha historia ya que acoge la sepultura de Napoleón, pero si no te gusta mucho la historia militar de un país no es tu sitio.

Inválidos

Inválidos

Cerca de este edificio tenemos el Museo de Rodin, al que por supuesto nos acercamos con nuestra tarjeta París Pass. El tiempo apremiaba, así que quizás fue una visita algo exprés, pero mereció la pena.  El museo está dividido en dos partes: una al aire libre, en unos extensos jardines donde se mezclan con la naturaleza algunas de las esculturas más célebres del artista, como es el caso de La Puerta del Infierno, Balzac, Los Burgueses de Calais o El Pensador;  y otra en el interior de un palacete.

La verdad que si te gusta la escultura es uno de los mejores museos que puedes visitar en París, sobre todo por el agradable paseo por los jardines.

 

El Pensador

El Pensador

Por último, para acabar el día y nuestra visita a París, nos acercamos al Museo de Orsay. Desgraciadamente llegamos muy cerca de la hora de cierre,  pero como la entrada era gratuita con la Paris Pass decidimos entrar a pesar de no poder verlo entero.

El Museo de Orsay contiene pinturas impresionistas y post-impresionistas, además de una gran colección de escultura, artes decorativas y elementos arquitectónicos.  Se ubica en una antigua estación de tren que fue inaugurada en el año 1900 con motivo de la Exposición Mundial de París y se pueden encontrar las obras de grandes maestros como Renoir, Cézanne, Gauguin o Monet.

A mi personalmente me encantó. Resulta muy cómodo de visitar y el ambiente que le da el edificio de la estación de tren es muy particular. Además tengo que reconocer que el impresionismo es uno de mis periodos artísticos favoritos, con lo que este museo me queda pendiente para poder dedicarle más tiempo en mi próxima visita.

Y con esto acabó nuestro viaje, el cuarto día lo dedicamos a volver a casa pero sin duda, volveremos a París…

 

Cucumber

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